Vienen a mi mente en estos momentos aquellas GRANDES PALABRAS de Joaquín Sabina. Muchos de ustedes podrán recordarlas, y quienes no, pues ahorita las conocerán:
"Lo peor del amor cuando termina son las habitaciones ventiladas, el puré de reproches con sardinas, las golondrinas muertas en la almohada. Lo malo del después son los despojos que escayolan el humo de los sueños, los teléfonos que hablan con los ojos, el sístole sin diástole ni dueño. Lo más ingrato es encalar la casa, remendar los pecados veniales, condenar a la hoguera a los archivos. Lo atroz de la pasión es cuando pasa, CUANDO AL PUNTO FINAL DE LOS FINALES NO LE SIGUEN DOS PUNTOS SUSPESIVOS"
Hoy hablaba precisamente de eso con una prima, y bueno, podríamos decir que existió una discusión por tema totalmente independiente a esto, pero de nuevo, en el blog de dos amigas vi dos temas que me invitaban a hablar nuevamente de esto. Antes que nada, creo que lo peor del amor cuando termina es tratar de dejar que entre un nuevo aire a nuestra vida, porque puede ser un gran error lleno de incongruencias, puede entrar por la ventana cosas que cuando las veamos nos daremos cuenta que son malignas incluso respirarlas.
Algo que es peor es cuando ese humo de los sueños lo volvemos pesado como el yeso, ya saben ese humo que no nos deja respirar, que entra a nuestros pulmones y más que ser benéfico para nosotros va causando una tuberculosis o alguna otra enfermedad respiratoria que poco a poco nos va matando segundo tras segundo, el hecho de no poder volver a soñar por miedo a encontrárte a esa persona de nuevo en tus sueños, que el hecho de hacerlo sea como ese humo pesado, que aún cuando sabes que todo es un sueño, al despertar te va matando y consumiendo como nunca lo hubieras imaginado, estar observando todo el tiempo el teléfono, esperando algún mensaje, alguna llamada diciéndote, "lo siento, lo he pensado mejor, vamos a regresar" porque sabes que sólo te estás lastimando más sin darte cuenta, pero no puedes hacer nada contra eso, porque llegan veces donde creo que es algo de lo más malo, te acostumbraste a vivir así y es más, ahora lo disfrutas.
Bien lo dice Sabina, lo más ingrato es encalar la casa, es decir, llenar todos esos espacios que hay en la pared, remendar los pecados veniales, condenar a la hoguera a los archivos. Pero ¿Por qué digo que tiene razón? Porque es horrible tratar de llenar esos huecos que hay en nuestra almas, porque lo rellenamos y de nuevo se vuelve a abrir, ya sea porque algún animal estaba dentro y tiró la cal que pusimos (a ese animal llamémosle recuerdo, falsa esperanza o como quieran), es ingrato tratar de curar nuestros pecados veniales, esos pecados que nos hicieron perder a la persona amada, esos pecados que aunque son pequeños fueron suficientes para perder todo por lo que hemos estado luchando por ese tiempo. Pero en eso LO MÁS INGRATO es querer deshacernos de lo que vivimos, intentar quemar lo vivido, porque se me hace triste que tratemos de condenar a algo que no fue culpa de lo vivido o de la otra persona, porque muchas veces es más culpa de nosotros que del suceso o de la otra persona.
Lo atroz, es decir, lo peor de todo es cuando todo acaba. Y aquí es donde difiero totalmente con Joaquín Sabina, ya que el menciona que "Cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos". Para finalizar quiero decir el porque no coincido. Eso es porque yo siento que lo peor de todo es cuando si existen esos dos puntos suspensivos, pero al lado de los puntos está el lápiz del destino, y no sabes si ese lápiz decidirá escribir una nueva historia, o una continuación, y sólo puedes pensar en el peor de los casos: "Que el lápiz decida voltearse y comenzar a borrar". ¿Podrá ser que algún día ese lapiz desaparezca y alguien llegue con una pluma para dejar plasmado para siempre una nueva historia? ¿El lápiz comenzará a borrar? ¿Escribirá y sólo está buscando un sacapuntas? No lo se, nadie lo sabe, sólo el destino y las personas que conforman nuestra vida...
Algo que es peor es cuando ese humo de los sueños lo volvemos pesado como el yeso, ya saben ese humo que no nos deja respirar, que entra a nuestros pulmones y más que ser benéfico para nosotros va causando una tuberculosis o alguna otra enfermedad respiratoria que poco a poco nos va matando segundo tras segundo, el hecho de no poder volver a soñar por miedo a encontrárte a esa persona de nuevo en tus sueños, que el hecho de hacerlo sea como ese humo pesado, que aún cuando sabes que todo es un sueño, al despertar te va matando y consumiendo como nunca lo hubieras imaginado, estar observando todo el tiempo el teléfono, esperando algún mensaje, alguna llamada diciéndote, "lo siento, lo he pensado mejor, vamos a regresar" porque sabes que sólo te estás lastimando más sin darte cuenta, pero no puedes hacer nada contra eso, porque llegan veces donde creo que es algo de lo más malo, te acostumbraste a vivir así y es más, ahora lo disfrutas.
Bien lo dice Sabina, lo más ingrato es encalar la casa, es decir, llenar todos esos espacios que hay en la pared, remendar los pecados veniales, condenar a la hoguera a los archivos. Pero ¿Por qué digo que tiene razón? Porque es horrible tratar de llenar esos huecos que hay en nuestra almas, porque lo rellenamos y de nuevo se vuelve a abrir, ya sea porque algún animal estaba dentro y tiró la cal que pusimos (a ese animal llamémosle recuerdo, falsa esperanza o como quieran), es ingrato tratar de curar nuestros pecados veniales, esos pecados que nos hicieron perder a la persona amada, esos pecados que aunque son pequeños fueron suficientes para perder todo por lo que hemos estado luchando por ese tiempo. Pero en eso LO MÁS INGRATO es querer deshacernos de lo que vivimos, intentar quemar lo vivido, porque se me hace triste que tratemos de condenar a algo que no fue culpa de lo vivido o de la otra persona, porque muchas veces es más culpa de nosotros que del suceso o de la otra persona.
Lo atroz, es decir, lo peor de todo es cuando todo acaba. Y aquí es donde difiero totalmente con Joaquín Sabina, ya que el menciona que "Cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos". Para finalizar quiero decir el porque no coincido. Eso es porque yo siento que lo peor de todo es cuando si existen esos dos puntos suspensivos, pero al lado de los puntos está el lápiz del destino, y no sabes si ese lápiz decidirá escribir una nueva historia, o una continuación, y sólo puedes pensar en el peor de los casos: "Que el lápiz decida voltearse y comenzar a borrar". ¿Podrá ser que algún día ese lapiz desaparezca y alguien llegue con una pluma para dejar plasmado para siempre una nueva historia? ¿El lápiz comenzará a borrar? ¿Escribirá y sólo está buscando un sacapuntas? No lo se, nadie lo sabe, sólo el destino y las personas que conforman nuestra vida...